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Mostrando entradas de abril, 2005

Pues va a ser que sí: “la risa es la mejor medicina”

Según la canción, “salud, dinero y amor” eran los tres requisitos básicos para ser feliz, la condición necesaria que dirían los físicos. Pero ese regusto de los científicos por cambiar las cosas bien establecidas ha puesto las conocidas premisas patas arriba: si te sientes feliz, tendrás más salud y te funcionará mejor el corazón. El estudio no dice nada del dinero, pero todo apunta a que a la gente optimista le van las cosas mejor. Me refiero al estudio publicado por un grupo de investigadores de la universidad de Londres, coordinados por Jane Wardle , que han comprobado que las personas que se sienten más felices en su día a día tienen niveles más adecuados de marcadores químicos que regulan el organismo y controlan la enfermedad que quienes tienen pocas emociones positivas. Por ejemplo, la sensación de felicidad afecta a los niveles de cortisol, una hormona del stress. Los niveles altos de cortisol se asocian a problemas de hipertensión y de diabetes del tipo II, lo que significa q

La caspa, una nueva amenaza para el clima

Al pobre medioambiente le crecen los enanos. Al dióxido de carbono, el metano, el benceno y los clorfluorocarbonos se une ahora... la caspa. Sí, la caspa; esas escamas blancas que insisten en desprenderse cada vez que alguien se pone una prenda oscura. No me lo invento yo, que es, como explicaré, cosa bien científica. Lo que ocurre es que, como en tantas otras ocasiones, la realidad supera con creces a la ficción. Los dermatólogos no tienen una explicación definitiva para la aparición de la caspa, y muchos creen que en este problema influyen la dieta, la tensión, y los cambios climáticos pero, mira por donde, ahora descubren los científicos que es la caspa la que provoca el cambio climático y no al revés. Lo ha demostrado Ruprecht Jaenicke, un investigador de la Universidad Mainz de Alemania, que ha presentado las conclusiones de sus estudios nada menos que en el último número de la prestigiosa revista Science. Según Jaenicke, todas las partículas suspendidas en la atmósfera –caspa y